El psicólogo clínico es un profesional que ayuda a las personas a mejorar su bienestar y, por tanto, su calidad de vida. Se encarga de analizar todas las variables que rodean a dichas personas, genera un análisis de la función que cumple cada una de ellas y plantea alternativas más adaptativas.
En ocasiones, la vida nos plantea retos y no siempre podemos afrontarlos de forma adecuada, o nos cuesta más tiempo del que pensábamos conseguirlo. Es en esos momentos cuando podemos acudir al psicólogo para que nos ayude a salir adelante y superar las situaciones que nos están dañando. Los profesionales de Gabinete Gaia te acompañamos en ese proceso de mejora y te ayudamos a encontrar el equilibrio cuando sea necesario, apoyándote y enseñándote técnicas de afrontamiento más eficaces para que al final tú seas quien aprendas a ayudarte a ti mismo.
¿Qué trabajamos?
- Trastornos del estado de ánimo: Depresión, distimia, trastorno bipolar
- Control de la ansiedad y el estrés: Ansiedad generalizada, pánico y agorafobia, fobias específicas (miedo a conducir, miedo a volar, miedo a las alturas, a las arañas, etc.), obsesiones, compulsiones, ansiedad de separación, estrés postraumático, afrontamiento del estrés diario, del estrés laboral, etc.
- Procesos de duelo: Atención al paciente/familia durante los procesos de duelo
- Mejora de la autoestima: Trabajo con el autoconcepto por áreas
- Mejora de las relaciones sociales: Fobia social, aislamiento, dependencia
- Trastornos de conducta
- Trastorno por déficit de atención
- Trastornos de la eliminación (enuresis – encopresis)
- Hiperactividad – impulsividad
- Trastornos del sueño (insomnio, hipersomnia, etc.)
- Trastornos sexuales y de la identidad sexual
- Trastornos somatomorfos (trastorno del dolor, hipocondría, etc.)
- Trastornos adaptativos (adaptación a las circunstancias socioeconómicas y personales actuales)
- Trastornos del control de los impulsos (ludopatía, piromanía, etc.)
- Trastornos de personalidad
- Trastornos debido al consumo de sustancias
- Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos
- Programas específicos para altas capacidades
- Psicología jurídica
¿Cuándo hay que acudir al psicólogo?
- Alteraciones emocionales
- Falta de seguridad en uno mismo
- Dificultades en las relaciones sociales
- Aprendizaje de habilidades
¿Cuándo acudir al psicólogo infantil?
Si observamos que su comportamiento cambia o su estado de ánimo aumenta o disminuye sin causa aparente, es el momento de realizar una evaluación para ver si es consecuencia de algún problema o sólo es la propia evolución del niño. También, si las relaciones familiares han cambiado, podemos recuperar la cordialidad sin grandes consecuencias con una serie de pautas.
- Problemas escolares: Llamadas de atención desde el colegio
- Negativismo: Problemas de conducta al negarse a hacer cualquier cosa
- Pérdida de apetito: Disminución de la ingesta
- Irritabilidad: Cambios en el humor y excesivas quejas
- Dificultades en la relación con sus iguales: Problemas con los compañeros/as
- Déficit de atención: Dificultades para concentrarse en las tareas
- Falta de interés y apatía: Exceso de aburrimiento y falta de ganas para hacer las cosas que antes hacía
- Problemas de sueño: Excesiva somnolencia o dificultad para conciliar el sueño
- Miedos: A quedarse solo/a, a estar con determinadas personas, a la muerte, etc.
- Hiperactividad: Dificultades para estar quieto en situaciones que así lo requieren
- Bajada de notas: Reducción significativa con respecto al trimestre o curso anterior
¿Cuándo acudir al psicólogo en la adolescencia?
En la mayoría de los casos, serán ellos los que pidan a sus familiares que les lleven al psicólogo o los que pidan ayuda por la situación vital que estén atravesando. En otras ocasiones, tendremos que estar atentos a cambios en su conducta.
Señales de que algo no va bien:
- Cambios notables en el sueño, en el peso o en los hábitos: Duerme más tiempo del habitual, se despierta mucho o le cuesta mucho más de lo normal conciliar el sueño
- Problemas de concentración o dificultad para pensar con claridad: Dice que no se concentra, que no entiende lo que le explican, que le cuesta tomar decisiones
- Pérdida de interés por aquello que le gustaba: Empieza a dejar de lado intereses no porque ya sea mayor sino porque parece que nada le interesa, está apático/a
- Irritabilidad excesiva y constante: Contesta mal, todo parece molestarle, sus reacciones son extremas
- Preocupaciones excesivas: Pregunta mucho por algo, habla en exceso sobre un tema, muestra preocupación por él
- Disminución de la relación con sus iguales: Queda menos con sus amigos, pasa más tiempo solo, no acude a eventos
- Bajada en las notas: Bajada generalizada en el rendimiento, no entrega trabajos